Éxito profesional si, pero me siento culpable
Mis clientes hoy en día son mujeres, madres que trabajan, madres que anhelan el éxito profesional pero que están tan agobiadas, cansadas con todos los retos que tienen, que hoy van navegando sin timón.
En algún momento quisieron tener una carrera de éxito, pero… ven tantos obstáculos en su camino que ya no saben qué quieren realmente.
Quieren triunfar, pero se sienten agobiadas por la CULPA.
He de confesar que yo tengo una relación complicada con la culpa. Y la primera idea que me viene a la cabeza es decir que la culpa no sirve para nada… pero, ¿tengo razón?
La culpa… esa emoción ¿mala?
Todas, todas, todas las emociones no son ni malas ni buenas. Son útiles o inútiles dependiendo de lo que decides hacer con ella. Digamos que tú tienes la llave para hacer con ella algo positivo o negativo.
¿Cómo distinguirías si has actuado mal si no tuvieras esa sensación de culpa? ¿cómo te darías cuenta de que te has equivocado? La culpa puede ser útil, todo depende de lo que hagas con ella. Si te limita, si te hace sufrir, si supone un obstáculo absurdo, entonces… si, es INÚTIL.
La culpa y yo
Viví machacada por la culpa durante un tiempo, no te imaginas hasta qué grado me afectaba. Me iba a las 9 de la mañana y con suerte llegaba a las 9 de la noche. No vivía en absoluto el día a día de los niños y la pequeña apenas tenía 7 meses.
Un día bueno llegaba a darles de cenar y la verdad es que si lo pienso, hoy tengo la sensación de no haberlos visto nada y de que mi bebé creció sin que yo me diera cuenta.
Fueron épocas por otro lado, llenos satisfacciones laborales, con mucha visibilidad, confianza de la empresa y que de alguna manera me sentía contenta… hasta que salía de trabajar. Era como si pisara fuera de la oficina y me cayera un piano del cielo aplastándome como un dibujo animado.. ese piano tenía una leyenda: CULPA.
Sentirme culpable hasta por respirar me estaba quitando vida y salud. La culpa era una constante. Me sentía culpable de no estar con mis hijos, pensaba que no me iban a querer; culpable con mi marido porque hacía cosas que «eran mías»; culpable por TODO.
¿Sabes lo que es sentirte CULPABLE hasta de no sentirte culpable en algún momento? Mientras estaba trabajando estaba bien y no pensaba en la culpa, pero cuando llegaba a casa venía no solo la culpa de no haber estado temprano sino de NO SENTIRME CULPABLE mientras trabajaba.
Yo quiero tener una carrera de éxito, quiero ayudar a muchas mujeres y quiero ayudar a cambiar el mundo. Quiero que mis hijos no tengan que lidiar con estos problemas cuando sean mayores. Pero para conseguirlo tengo que desbloquear mi camino y en mi camino la culpa siempre quiere aparecer.
Desde que emprendí el camino del coaching, crecimiento personal y cambio de vida he aprendido MUCHÍSIMO y hoy quiero compartir contigo los principales aprendizajes que me AYUDAN a mantener a raya la inutilidad de la culpa.
Aprendizajes
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Me pregunto..¿Quién dice que yo debo ser mujer de una determinada manera?
¿Quién dice e impone la escala de cómo debe ser una mujer?… una «mujer 10″… creo que me salen ronchas cuando leo eso. ¿Cuáles son los parámetros?
Lo ponen muchos, lo dicen otros y por tanto no lo dice NADIE. Realmente es un estereotipo cultural que en mi punto de vista ya no está vigente.
Puuf, “La madre que debería ser”, qué difícil, ¿no? ¿Cómo debe ser una madre? Está claro que nuestras madres fueron distintas a nosotras o al menos la mía y la de muchas amigas lo fue. Madres de otra época que dejaron de trabajar y se encargaron 100% de sus hijos y de las cosas de la casa. En algunos casos era su elección en otros… era lo que tocaba y ni siquiera se planteaban que su situación pudiera ser diferente.
Pero nosotras vivimos OTRA ÉPOCA. Hemos salido de casa a trabajar como lo hacía papá pero además seguimos considerando de nuestra exclusividad «las tareas de mamá». Y cállate que lo peor es que si no cumplo a con todas las tareas tal y como lo hacía mi madre… me siento culpable y mal por no ser “una buena madre”.
¿Quién dice que debo ser yo la única responsable de hacer la compra o de hacer los disfraces? ¿Quién dice que debo trabajar jornadas de 9 hora y encima tener el control de todo lo que pasa en casa?
Que yo sepa, no hay un código escrito ni una ley que te lo imponga. Entonces… ¿quién lo impone?. Yo solita.
Si tú quieres dejar tu trabajo, si tú quieres reducirte jornada o no, es una decisión de la cual TÚ eres RESPONSABLE y que decides hacerla por ti, por tu familia y porque puedes y quieres. Si tú decides si quieres o no quieres una carrera profesional, es tu decisión. ES TU VIDA.
Pero estas decisiones jamás deberían ser decisiones producto de tu culpabilidad basada en creencias que realmente hoy realmente son obsoletas.
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He dejado de autoexigirme y he empezado a aceptarme
En este blog no he parado de repetir que: la perfección no existe.
Por favor, una vez más piensa ¿quién establece los niveles de perfección que una mujer debe alcanzar en su vida? La búsqueda inútil de la perfección te lleva a la inacción por miedo a arriesgar y a perder. Es absurdo… ¿Qué quieres conseguir machacándote?
Así que si pretendes ser la madre perfecta o la trabajadora perfecta o demás modalidades de «doña Perfectita», ya te adelanto que vas a tener una vida llena de insatisfacción y culpa.
Me acepto
Me acepto con errores, se que no existe la mujer 10. Si me equivoco, lo asumo desde la responsabilidad y el aprendizaje. La idea es aprender, disfrutar del camino, esforzarse por ser ser mejor cada día, dar lo mejor de mi. Pero sabiendo que soy humana y que la perfección no voy a alcanzarla.
Yo te preguntaría lo siguiente: ¿un error es para siempre?. Si por ejemplo, un día le gritas a tu hijo, que la culpa no te haga sufrir, sino que marque un punto de inflexión, que te ayude a buscar una mejor gestión de la emoción para la próxima vez.
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He desterrado la palabra culpa y he adoptado la palabra RESPONSABILIDAD
Ya no uso la palabra culpa y solo hablo de de responsabilidad. He dejado de buscar culpables para todo: una persona que vive con la culpa no solo se culpa asimisma, busca siempre la causa y efecto de lo que le sucede.
Yo era de las que echaba balones fuera siempre y culpaba a las circunstancias y a otros de maltratarme. ¿Qué le pasa a una persona cuando ya no encuentra culpables fuera?… pues entonces los busca dentro: “he sido yo, soy la peor persona”.
¿Sabes cuál es la diferencia entre la culpa y la responsabilidad? Que en la primera soy la víctima y solo sufro, en la segunda me hago cargo y resuelvo.
Responsable y flexible, pero no víctima
Si hay algo en mi hacer como madre que no me gusta, lo cambio. Si mi trabajo no me permite conciliar y es lo que más deseo, busco la manera de conciliar.
Cuando la búsqueda de la conciliación afecta a mi carrera, MANTENGO CONVERSACIONES con mis jefes, planteo opciones. Si no encuentro manera de alcanzar lo que quiero en ese trabajo, busco otro trabajo, emprendo… Me uno a movimientos en pro de la conciliación…
Sé por experiencia propia que es más cómodo ser la víctima y buscar culpables. Yo era experta en encontrar causas y efectos de «mis desgracias», no asumía que yo era la responsable de cada decisión de mi camino.
Algunas causalidades era tipo carambola: «si tú no hubieras encendido la televisión a todo volumen el gato no se habría asustado y no hubiera salido corriendo de manera que yo no habría tropezado con él, no habría perdido 2 minutos… y el piano no me habría aplastado»… «ES TU CULPA por encender la tele»… ridículo, ¿no?
Muchos hechos de mi vida los explicaba como una carambola de sucesos ajenos a mi control. Es cómodo, si, pero ahí no hay crecimiento, ahí no hay aprendizaje y si mucho sufrimiento.
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Comunicación, comunicación y ORGANIZACIÓN
En este aspecto mi marido y yo lo tenemos más o menos organizado, creo que nos falta asentar un poco más pero ya lo contaré la semana que viene en un post sobre propósitos del próximo año, pero lo principal es que esto es UN EQUIPO.
Aquí no caben las frases de «mi marido me ayuda» o «mira que bueno es»… y tú «haces lo mínimo que deberías»… Aunque no he de negarte que a veces los estereotipos amenazan con volver.
Los dos participamos activamente en todo lo que tiene que ver con los niños. Hay cosas que se le dan mejor a él como jugar en el suelo con ellos o cocinar… yo estoy pendiente de la compra, de los disfraces y de las cosas del cole.
No me pesa y yo creo que a él tampoco. A ver, son 3 niños y nosotros no somos Teresa de Calculta ni tenemos paciencia infinita, vamos, nada que ver. Adoro a mis hijos, pero a veces son agotadores. Sin embargo, intentamos balancear y ser justos entre nosotros y las tareas que asumimos.
Eso no quiere decir que a veces por necesidad y horarios a veces yo asuma más tareas o él las asuma. Si desaparezco todo un fin de semana por estar en formaciones de Coaching o PNL… él ahí está. Si él se va con amigos de casa rural… yo estoy aquí.
Creo que es básico en una relación sana: tener comunicación y organización. En algún momento complicado de mi vida… me sentía culpable porque él se encargaba de más cosas. Pero él mismo me ayudó a ver algo que era evidente: SOMOS EQUIPO y él está bien así.
¿Control?
¿Te has sentado a hablar con tu pareja? Suelta… Te recomiendo que leas el post acerca del control AQUÍ que publiqué hace un par de semanas.… por si hay algo d eso por aquí. A veces nuestra pareja u otras personas en las que podríamos delegar no nos ayudan porque… no los dejamos.
Espero que te sirva… DERRIBEMOS CREENCIAS y te dejo mi frase favorita… y de mi autoría jeje:
«Coge el timón de tu vida, fluye con dirección. Aprende a ser responsable de lo que te pasa, es tu vida, de nadie más. Si no lo haces tú, las circunstancias o alguien más lo hará por ti»
Este post es parte de la serie: Éxito profesional si, pero…. sin embargo, la semana que viene haré una pausa en las entregas de la serie para contarte cómo voy a plantearme mis objetivos del año que viene… y voy a hacerlo al modo Nayla Norryh. Nayla es una emprendedora de estrategia digital maravillosa y tengo suerte de que sea mi amiga.
Ya te lo cuento la semana que viene.
Un abrazo,
Roxana