¡Hola! Gracias por seguir leyéndome. Estoy super contenta de la aceptación, comentarios que tuvo el primer post. Algo que me gratifica muchísimo es saber que te ha servido para empezar a moverse de su asiento para buscar una vida más completa.
Hoy te voy a contar una cosa: Eres buena madre. Si, aunque la culpa te carcoma y lleves un tiempo machacándote porque crees que no le dedicas el tiempo suficiente a tus hijos o no estás siendo la madre que «deberías ser». Eres la madre que tus hijos necesitan.
En el post de hoy te planteo 6 preguntas, que espero te ayuden a aceptarte como la buena madre que eres. ¡Empezamos!
1. ¿Qué es ser una buena madre?
Creo que es la pregunta del millón. ¿Quién puede definir lo que es ser una buena madre? ¿Qué conceptos se integran en esta definición? Abnegada, atenta, cariñosa, presente, con apego, que educa, que pone límites, que mima, que da todo por la familia… puf… me agota nada más escribirlo.
Imagina que ya tienes tu propia definición, ahora hay que decir qué nivel de puntuación hay que cumplir de cada uno de los criterios para ser efectivamente una “buena madre”.
Imposible, ¿no? Encima esos criterios son solo tuyos y probablemente no coincidas al 100% con los de nadie más.
Y es que el “ser buena madre” es… un juicio. Solo eso. Es una opinión. Y mientras sea la tuya, vivas de acuerdo con esos valores y no te cause conflicto, pues genial. El problema es que muchas de nosotras nos hemos sentido presionadas por los criterios de TODOS los demás. Y lo escribo con mayúsculas, porque de verdad creemos que TOOOOODO el mundo nos juzga.
Si sigues leyendo es porque te pasa a ti también, ¿no?. Te sientes presionada por lo que opina tu madre, suegra, cuñados, tus amigas, Facebook, Instagram, las revistas y cualquier ente con una opinión. Y claro… te agobia porque sientes que no llenas los estándares de nadie, y cualquier discrepancia de tu hacer con lo que lees o escuchas, te hace decir: “todo mundo me presiona”.
¿Es así?, si lo piensas, ¿realmente «te están presionando” o simplemente están opinando? Ok, igual si, te están criticando, vale, ¿eso es presión? o ¿sigue siendo una simple opinión?
Yo crecí en una ciudad pequeña de México y en los años 80, mi madre era la responsable de todo lo que acontece en el hogar y principalmente del cuidado de los niños. Mi madre salvo en el cole, siempre estaba presente. No digo que mi padre no estuviera, pero era diferente. Él iba a comer, a cenar y ejercía de papá el fin de semana, pero el día a día era llevado por mi mamá.
Y la verdad es que mi vida actual no tiene nada que ver con la vida que llevaban mis padres. Y a pesar de saberlo, muchas veces mi cabecita en modo automático me lleva a pensar que no soy ni seré tan buena como ella, ni como mis amigas que viven ahí y que se dedican en cuerpo y alma a cuidar de sus hijos. Pero ¿sabes qué? Esto no es así. Aquí entra mi mente entrenada, que me dice que claramente vivo diferente a ese estereotipo, pero que bajo mi propio criterio soy buena madre y me esfuerzo.
No creas que con esto juzgo a quien deja de trabajar, desde luego que no, nada más lejos. Es un tema de cada familia. Y si tú crees que es lo que tienes que hacer y te lo puedes permitir… ¡hazlo! pero hazlo sin culpas y con la convicción de que es lo mejor.
Mira, estoy hasta el gorro de las etiquetas, ¿tú no?. Al final, la etiqueta que pongo a los demás, tiene que ver más conmigo y mis valores que con los de la persona a la que señalo.
Pero bueno claro, también está la etiqueta que tú te pones a ti misma. ¿Crees que no estás siendo la mejor madre para tus hijos? Pues te tengo una noticia, otra vez “es un juicio”. Si, tuyo y sobre ti misma, pero no es más que una opinión, NO es un HECHO.
2. ¿En qué fundamentas tu juicio?
Te propongo un mini ejercicio. Piensa en todos los hechos que fundamentan tu juicio de “soy mala madre”. Cuando hablo de hechos no quiero decir que pienses en más opiniones. Me refiero a hechos concretos del tipo:
– Las noches del lunes y miércoles llego a las 10 y no los veo despiertos
– Ayer no fui a la reunión de la guarde
– En esta semana no los he recogido del colegio ningún día
Tienes que desmenuzar tus enunciados, porque normalmente mezclamos juicios y hechos en una sola frase. Y lo peor es que nos creemos que es la verdad más absoluta y que son hechos comprobados.
Estuve en un taller de Coaching por Valores y nos hablaron de un hombre que se sentía fatal porque iba a aceptar un trabajo muy bien remunerado pero que tenía que viajar muchísimo. Para él, estar presente, convivir con su mujer e hijos era muy importante, y por tanto sentía que estaba traicionando sus valores.
Durante la sesión, contó que su mujer estaba desempleada, y el único ingreso era el suyo, necesitaban ese nuevo y jugoso sueldo. Finalmente se dio cuenta de que estaba aceptando ese trabajo justamente por esos valores que pensó estaba traicionando. Su valor «Familia» estaba en lo más alto, y lo estaba honrando realmente. Iba a sacrificar tiempo para darles seguridad y estabilidad a sus hijos. El darse cuenta de esto, le dio mucha paz.
Su juicio de «ser mal padre» estaba siendo fundamentado por el mismo hecho que realmente, fundamenta el juicio contrario: Es un buen padre.
Ahora piensa, ¿tú crees que tus hijos te ven realmente como una mala madre?
3. ¿Qué ejemplo les estás dando?
Tus hijos te quieren sobre todas las cosas. Y estoy segura de que lo que haces lo haces también pensando en ellos. Eres la madre que ellos necesitan. Acéptate, con tus errores y aciertos.
Yo estoy convencida en educar dando ejemplo. Si quiero que mis hijos lean, pues igual lo que tienen que hacer es verme más con un libro y menos con Netflix, ¿no?. Si quiero que se esfuercen por alcanzar sus metas, ¿qué mejor que tengan unos padres que se esfuerzan por darles lo mejor?.
Así que, ¿quieres unos hijos que aprendan a juzgarse duramente o quieres unos hijos que aprendan de sus errores? Pues… creo que ya sabes por dónde empezar.
4. ¿Qué puedes hacer para mejorar?
Si crees que hay algo que objetivamente no te gusta de tu hacer como madre y que es un hecho real, no un juicio o una etiqueta gratuita que ni siquiera es tuya, piensa, ¿qué puedes hacer para mejorar? APRENDE sin auto machacarte. ¿Para qué te sirve darte «latigazos» y sufrir?.
Piensa si es un tema de organización, de agenda, de cambiar de trabajo, de pedir día de teletrabajo. Estoy segura de que la solución existe para ti. Solo tienes que buscarla.
Yo he aprendido a aceptarme y a dejarme de juzgar, era du-rí-si-ma conmigo misma y vivía como presión cualquier opinión. Y a ver, no digo que todo haya sido mágico y que de un día para otro me haya dado igual lo que digan los demás.
5. ¿A quién le das autoridad para que su juicio te influya?
Obvio me importa la opinión de la gente que me rodea, pero he dejado de darle autoridad a la opinión de la gente que no tiene que ver conmigo.
Pero también, estoy aprendiendo a poner en su justo lugar a la opinión de la gente que me quiere y es importante en mi vida. Por ejemplo, la opinión de mis padres o suegros la he empezado a asumir como feedback, incluso si vienen cargados de crítica “no tan constructiva”. Estoy aprendiendo a pensar de la siguiente manera:
a) Ellos lo hacen con amor, a mi y a sus nietos, solo quieren el bien
b) Son de otra época y no lo digo con menosprecio, lo pienso para entender que sus filtros de la realidad son distintos a los míos (puramente por el contexto histórico)
c) Una vez más: SOLO SON OPINIONES y son mis hijos, al final su padre y yo haremos lo que consideremos más conveniente
d) Paro, escucho y aprendo lo que me sirve, lo que no… pues ni caso
6. ¿Tú juzgas a otras madres?
Tal vez no te has dado cuenta, pero igual tú también podrías ser de las madres juzgonas (tal vez no). Si es así, te pido que pares. Cada madre hace lo que mejor puede en la crianza de sus hijos y al igual que tú está en ese proceso de aprendizaje.
Una amiga dice que no le gusta nada escuchar que las mujeres somos nuestras peores enemigas. Y tiene razón, porque no es cierto. Hemos crecido con la creencia de que somos más duras entre nosotras. Pero en estos tiempos se ha puesto de moda una palabrita que a mi me encanta: SORORIDAD.
Me encanta, estamos derribando la creencia de que entre nosotras somos arpías y nos comemos las unas a las otras. No es cierto, las mujeres nos unimos y nos apoyamos. ¡Da ejemplo!.
Así que olvídate de las etiquetas que te ponen, te pones o pones a los demás. Abraza el aprendizaje y el camino a ser la mejor versión de ti misma.
Coge el timón de tu vida, fluye con dirección. Aprende a ser responsable de lo que te pasa, es tu vida, de nadie más. Si no lo haces tú, las circunstancias o alguien más lo hará por ti.
Por favor, comenta abajo lo que tú quieras, si tienes dudas estaré encantada de responderte.
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¡Muchas gracias!
Un abrazote!
Roxana
2 comentarios en “Eres buena madre, aunque te empeñes en decir lo contrario”
Me gusto el articulo dejemos de autocompadecernos y aprendamos a disfrutar de nuestras vida y cada una de nuestras desiciones
Me alegra que te gustara Diana!
Exacto! Tienes toda la razón! Un abrazo!
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