fbpx

Decir no, la importancia de saber hacerlo

Decir no

Decir no, puf, qué falta hace a veces. No sé ni cuántas y cuántas veces me metí en líos mentales y reales por no saber decir que no. Y bueno, es que me gustaría que fuera tan fácil como abrir la boca y decir: ¡NO!… pero, ¿por qué cuesta tanto?

Siempre me ha costado un mundo decirlo. Me parecía que decir NO significaba que la gente me iba a etiquetar como persona poco comprometida o que iba a decepcionar al jefe de turno.

También decía que SI pensando en que era una oportunidad para que pensaran que no solo era la mami con la etiqueta en la frente, sino también era “una gran profesional capaz de cumplir retos”, si, incluso aquellos irrazonables.

¿Qué acababa pasando? Pues la mayoría de las veces acababa cumpliendo horarios absurdos para cosas absurdas que se podían haber realizado de otra forma. Ok, ¡qué crack era!, ¿si? Tenía un coste personal al-ti-si-mo.

Podías verme drenada de energía, desbordada por la culpa al no haber visto a mi familia en semanas y encima con la amarga sensación de “nunca es suficiente”. Pues a pesar de dar lo más de lo más… siempre faltaba algo, siempre se podía haber hecho más.

Tal vez es cultural, pero eso no es excusa

Soy mexicana y bueno, no me gustan las estereotipos, peroooo en este caso, lo voy a decir: creo que a la mayoría de mexicanos no nos gusta decir que NO. Nos parece demasiado directo, rudo y grosero decir claramente un NO. 

Creo que en mi caso influye el tema cultural, pero no es una excusa. Además llevo 15 años aquí y sé que pasa también a mucha gente de muchos sitios. Tengo muchos amigos siempre “quemados” en España porque no saben cómo decir que no al jefe, a la esposa, al marido, a la suegra, etc.

Así que seas de dónde seas, que te quede claro: DECIR NO cuando de verdad no quieres, no te hace una persona poco servicial, grosera ni ruda. Y no, quien te aprecia, no va a apreciarte menos.

A ver… con todo eso no quiero decir que si quieres decir SI tengas que decir que no, tampoco digo que no hagamos nunca un favor. Aplica por favor tu sentido común.

Sigue leyendo que te voy a contar todo lo que conlleva no saber DECIR QUE NO:

  1. Atentas contra tu dignidad

DECIR NO es cuestión de dignidad, es de personas responsables que quieren cumplir sus promesas y no andar quedando mal por todos lados.

Quiero que recuerdes toooodas esas situaciones en las que has dicho SI y que te han generado un estrés exagerado. Esa sensación que te va del corazón a las tripas y de regreso. Además, que se combina con una especie de enfado. No sabes si el enfado es con el sujeto que te lo pide o incluso contigo misma por aceptar algo que genuinamente NO TE APETECE.

Piensas: ¿en qué momento me he metido YO en este berenjenal? o incluso peor, no te estás dando cuenta de que eres tú la que se mete en el berenjenal y dices: ¿en qué momento me ha metido fulanito en el lío?

Yo sé que esa frustración que siento, aunque sea en una cosa pequeña y tonta se debe a que he traicionado mi dignidad. He relegado a un segundo plano mi propia necesidad de cuidarme y he atentado contra mi propio bienestar, tiempo e incluso principios.

Piénsalo así, ¿te gustaría que tus hijos dijeran SI a todo lo que los amiguitos les plantean, incluso si no están a gusto con ello? ¿qué les dirías?

  1. Incumples promesas

Reflexiona también, ¿cuántas veces has dicho que SI sabiendo que no ibas poder cumplir?… o al menos tenías ciertas dudas al respecto. Yo les llamo “malqueda”.

Si ya sabes que no vas a poder, DI NO. A ver, yo he estado ahí y sigo a veces.  A mí me da mucho apuro decir NO voy o NO puedo. Pero me genera muuucho más estrés pensar en que tengo que hacer algo que no quiero.  Al final acabo haciéndolo mal o cancelando a última hora. Si, toda una “malqueda” enfadada y estresada.

Por si fuera poco, acabo igualmente enfadada con el que me lo pidió por “presionarme” y “agobiarme” (cosa que veremos abajo, no es exactamente así).  Y el sujeto que me lo pedía posiblemente termine resentido conmigo porque no he sido capaz de cumplir.

Decir NO a tiempo me hubiera evitado incumplir promesas, generar resentimientos gratuitos y daño en una relación, profesional o personal.

Yo entiendo que cuando aceptas hacer algo te sientes inmediatamente comprometida a cumplir y te da vergüenza, reparo, agobio tener que retractarte.

Pero piensa que el impacto que tiene incumplir es mucho peor. Además, le estás restando al otro capacidad de reacción:  Un NO a tiempo es mejor que una decepción a último momento.

Tú piensa también las veces que te han dicho que NO. Sabes perfectamente que es una opción cuando pides algo o solicitas ayuda. La gente tiene derecho a decir que NO. Y no pasa nada.

¿Crees que vas a quedar mal en el trabajo por decir que no? Intenta incumplir una promesa, ahí si vas a quedar MUY MAL.

  1. Acumulas mucho RESENTIMIENTO dentro de ti y no suele acabar bien

Para explicarme mejor me remito a una historia en mi época de consultora en Big4. En aquel sitio, no se trabajan los viernes por la tarde. Así que una vez mi jefe me pidió que me quedara porque según él era cuando mejor se trabajaba, sin interrupciones y se podía planificar mejor. Empezó siendo un favor al principio, hasta que al final se convirtió en una obligación para mí.

Imagínate en mi cabeza todo lo que pasaba cada viernes en modo bucle, estaba enfadada y frustrada porque pensaba que él “me hacía quedarme”, “me obligaba”, “le das la mano y se toma el pie”, “estoy harta”, “¿quién se cree que es?” y etc.

La realidad era que yo no sabía decirle que no quería pasar la tarde de viernes en la oficina. Además, la explicación que yo me daba en mi cabeza era que “él no sabía organizarse y tampoco sabía decir que no a todos los que entraban a su despacho”. Así que me sentía víctima de su propia incapacidad. ¡Imagina mi enfado!

Quedarme un primer viernes fue un favor, el resto de viernes se debió a mi incapacidad manifiesta de decir que no. Y lo que pasaba era que él suponía que si yo no decía nada era porque estaba de acuerdo y feliz porque podíamos trabajar mejor.

¿Sabes qué paso al final? Pues varias cosas:

  • la primera fue que cree un resentimiento tamaño elefante contra él por “aprovecharse de mi disponibilidad” (según yo)
  • la segunda, una culpa tamaño dinosaurio por no pasar la tarde de viernes con mis niños en el parque o donde fuera
  • tercera, que llegó un día que reventé, me enfadé y le dije casi casi que se fuera al diablo, que estaba harta y que renunciaba así sin más. Uufff, pues hubo conflicto, menos mal que él tuvo más sentido común y alcanzamos compromisos para que esto no se repitiera.

¿Quieres decir NO y no sabes cómo?

Decir que no ES TU DERECHO, es de personas auténticas y no, no pasa nadaaaa… ¿Que no sabes cómo hacerlo?

Prueba con Asertividad. ¿Qué es?

Asertividad es comunicarte expresando y respetando tus propias necesidades y opiniones de forma auténtica y honesta, sin violencia y sin pasividad, respetando igualmente las necesidades y opiniones de la otra persona.

Suena genial, ¿no? ¿Es difícil? Pues como casi todo, se consigue entrenando y reflexionando sobre lo que piensas y dices.

Pues empecemos a reflexionar:

Cada vez que alguien te pide algo (lo que sea), está expresando una necesidad a cubrir. Es posible que tú puedas ayudarle a cubrirla sin comprometer ninguna tuya. Pero puede ser que para ti ayudar a cubrir esa necesidad pueda transgredir una tuya. Y es cuando empieza el conflicto interno.

Si tú eres capaz de decir que NO, manifestando tu propia NECESIDAD y EMOCIÓN, poniéndola en palabras, sin enfado, sin resentimiento y con honestidad cabe la posibilidad de que la persona que tienes delante lo entienda.

Es más, es posible que si permitieras hablar a esa persona en términos de necesidad se alcance algún acuerdo, en el que ambas partes estén satisfechas.

Hablar en términos de NECESIDAD más allá de hablar de demandas te lleva a conectar de una manera más profunda con la persona que tienes delante, además se abre un abanico de opciones. Si, igual no hay una forma única de satisfacer esa necesidad, es posible que haya otras que cumplan la misma función y que no te suponga un suplicio cumplir.

¿Qué pasa si la persona no lo entiende?

Claro que puede pasar que la persona que tienes delante no lo acepte a pesar de haberte expresado de la forma más auténtica posible.

¿Qué crees que deberías hacer? 

Imagina que tienes a tu jefe pidiéndote algo, hombre, “el jefe”, ese ser que te puede despedir o tomar represalias si le fallas.

Seguramente te ves tentada a hacerte chiquita y arrepentida decirle “si, perdón me equivoqué, tienes razón, lo hago”.

Pero antes de llegar a eso, yo te sugeriría a que lo llevaras a hablar de sus necesidades. ¿Para qué necesita que tú hagas eso?  Igual hay otras maneras de cubrir esa necesidad haciéndolo de otra manera. Que no quiere hablarlo, PIENSA TÚ ¿qué es lo que le podría estar faltando?, ¿para qué actúa como actúa?

No me vale una respuesta como: “porque es un abusón”, “porque nació para joderme la vida”. Te he preguntado PARA QUÉ. Así que te pido que seas más lista que eso.

¿Qué busca con esa actitud? Reconocimiento de sus propios jefes, ponerse por encima de ti porque cree que le quieres quitar el puesto, necesidad de que todo mundo se de cuenta de que está al mando. Piensa, conecta con su necesidad y ayúdale de una manera que no atente contra ti misma.

Se responsable

Para cerrar, te digo lo que digo siempre en cada uno de mis artículos, o en casi todos. SÉ RESPONSABLE. NADIE tiene la capacidad de meterte en tu cerebro y modificar tus emociones y pensamientos.

Si tú dices que “te sientes presionada por…”, quiero que reflexiones. Tú te presionas cuando alguien te pide algo, tú te sientes comprometida, tú te sientes mal.

Decir NO es necesario e imprescindible cuando atenta contra tu propia necesidad, te lleva a incumplir promesas y dañar relaciones personales y genera kilos de resentimiento. Aprende a decir que no desde la asertividad, conectando con la otra persona entendiendo su necesidad y su emoción, pero siempre considerando la tuya. Es posible que hablando desde ahí se encuentre una solución viable para todos.

Coge el timón de tu vida, fluye con dirección. Aprende a ser responsable de lo que te pasa, es tu vida, de nadie más. Si no lo haces tú, las circunstancias o alguien más lo hará por ti.

Como siempre, me encantaría que me cuentes qué te ha parecido, si ha resonado algo en tí. Y si no te gusta o no estás de acuerdo… ¡También!. Tengo en muy alta estima el feedback… quien me conozca de antes no se lo creería, pero si… ya te lo contaré en otro artículo.

¡¡Un abrazo fuerte!!

Roxana

P.D. Voy a sacar el Audiotraining: DEFINE LO QUE QUIERES HACER DE TU VIDA completo de circulación en breve… Voy a hacer algún cambio y ya no será gratuito el curso completo. Así que si lo quieres, ¡date prisa en PEDIRLO!. HAZLO AQUÍ: QUIERO EL AUDIOTRAINING GRATUITO

Sin comentarios

Hola

Soy Roxana Marroquin: mujer, madre, emprendedora y coach

Me dedico a acompañar a través del coaching a mujeres profesionales y ambiciosas pero abrumadas con su vida actual, para que definan el rumbo que quieren tomar en todos los ámbitos de su vida.

Categorías

Qué puedo hacer por ti?

Si quieres informarte acerca de mis procesos de coaching,
contacta conmigo!

O si prefieres, escríbeme directamente a contacto@roxana-marroquin.com
Te responderé antes de 48 horas.

Te informo que los datos de carácter personal que me proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Roxana Marroquin como responsable de esta web. Finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales: gestionar la respuesta a tu solicitud voluntaria y darte de alta en los ficheros para remitir boletines periódicos con información y oferta prospectiva de productos o servicios propios. Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios: Los boletines electrónicos, las campañas o newsletter están gestionados por mail chimp. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en info@roxana-marroquin.com así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control. Puedes consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos en mi página web: www.roxana-marroquin.com así como consultar la política de privacidad.

Instagram