fbpx

No llego a nada: 5 APRENDIZAJES para vencerlo

Aprendizajes para no llego a nada

Por más que me esfuerzo ¡no llego a nada!

¿Quién no ha tenido esa amarga sensación del «no llego a nada»? Que se ponga de pie para darle un aplauso. ¡Ole por ti!

La verdad es que para la gran mayoría de madres trabajadoras, el «no llego a nada» es una “enfermedad” bastante común, un mal que finalmente se traduce en frustración, ira, tristeza… que nos lleva a padecer estrés crónico.

Yo tuve una época que vivía a mil por hora, me levantaba, arreglaba a los niños, tenía ayuda, pero es que ni así daba abasto. Me arreglaba yo, los dejaba en el cole, corría a trabajar, ahí sin parar, comía en mi sitio, seguía trabajando, reuniones, cliente, salía a las 8 de la tarde como pronto, en lo que llegaba a casa casi las 9. Ahí baños, cenas, cama y así de lunes a viernes.

¡Bueno! Y eso que no cuento los días en que tenía reunión del cole, festival, fiesta de disfraces, talleres (de esos a los que van los padres), tutoría o pediatra. Cuando al día a día sumaba cualquiera de esas actividades, moría porque encima tenía que ir corriendo a media mañana o tarde al cole o dónde fuera para luego volver a trabajar a la oficina.

Así que por la noche, agotada, sin paciencia, después de meterlos en la cama, algo que estaba deseando desde el momento en el que ponía un pie en casa, me lamentaba pensando… ¡Si es que no llego a nada!

Me recreaba en mi propia frustración mientras me lamía las heridas:

En el trabajo, “no llego” creo que me miran mal porque “soy una mami”. “La mami que entra más tarde por llevar a sus hijos o que tiene que salir para alguna actividad. También porque se marcha antes de las 9 de la noche”.

Pero estando ahí , de verdad “no paro” (pensando con voz llorosa), si es que no salgo ni a comer.

Pero en mi casa… soy la peor madre. Me echan en cara que soy la única madre que no ha ido a los talleres de actividades con los niños. Las profes se cansan de mandarme notas porque estábamos en diciembre y yo no había llevado las fotos que nos pidieron en septiembre. No, no, encima, les pidieron una foto de la familia… la única foto que faltaba era la de mi hija. Si es que… ¡no llego a nada!

5 aprendizajes

Hoy ya no lo vivo así. Y no solo es por el cambio de vida. La verdad es que tuve que hacer algunos cambios en mi cabeza a nivel creencias para darme cuenta que el sitio al que llegar estaba mas cerca de lo que creía.

¿CÓOOMO? Te lo cuento:

1) La perfección no existe, así que al diablo con ella

La perfección… ¿qué es la perfección?, ¿quién dicta los cánones de la mejor trabajadora, la mejor madre, la mejor esposa, la mejor atleta? ¿Quién? Todo el mundo, y por tanto NADIE. Porque la perfección es un juicio, y por tanto no es que solo sea subjetivo, es un concepto INALCANZABLE.

Amiga mía, si eres de esas que te las das de “soy super perfeccionista” y pones carita de superioridad, ya te digo yo que “lo siento mucho por ti”. De verdad, porque esa búsqueda de la perfección te va a llevar por caminos escabrosos y lo peor, infinitos. Porque nunca se es del todo perfecta, y menos en todos los aspectos de nuestra vida. Así que para de sentirte CULPABLE por no alcanzar una perfección que ni siquiera existe.

Oyeee, y no quiero decir con esto que ahora vamos a ser mediocres. No, no…. Esto va de vivirlo desde otra manera… sigue leyendo que te lo explico más abajo.

2) Es mejor vivir desde la Excelencia y no desde la Exigencia

La exigencia consiste en que la persona se auto machaca porque no es perfecta y se exige más y más. Encima, se llena de reproches y sufrimiento. Nunca es suficiente, siempre pudo haberlo hecho mejor. Y lo peor es que asume que lo que “ha hecho mal” es parte de su esencia, es decir, “si me equivoco es porque soy idiota, así que no debo equivocarme jamás”. Qué bonito, y esperanzador ¿no? Así, ¿quién es el valiente a crear, a innovar o a volar?.

En cambio, la excelencia es cuando la persona busca hacer las cosas lo mejor posible, dar lo mejor de sí misma y está abierta al aprendizaje. Es una mejora continua que se vive livianamente porque se acepta que uno está aprendiendo y que incorpora nuevas enseñanzas a su vida. Es decir, acepta que una equivocación es un aprendizaje, y que no tiene nada que ver con la esencia de la persona. “Si me equivoco aprendo y lo incorporo a mi nuevo hacer” y punto-pelota. El error no es un fracaso.

Una persona que vive en la exigencia no llega nunca a nada, porque lo conseguido jamás es suficiente. ¿Soy mala madre si no voy a los 5 talleres de mis hijos o se me olvidan las fotos?, ¿soy la peor consultora (e imbécil) y merezco que me echen de la firma porque me equivoqué en la reunión de los socios?

3) El control es una ilusión

Para empezar, tuve que darme cuenta de que era controladora. ¡Menudo chasco!  Yo que asociaba al controlador con esas manías y vicios de un manipulador. Lo que yo hacía era tener una ilusión de que las cosas tenían que suceder de la manera que yo pensaba que era la correcta y por tanto era perfecta. Si no pasaba eso, me llenaba de frustración e ira.

Lo cierto es que la vida está llena de variables que se escapan de nuestro control y hay que asumirlo, vivirlo y fluir. Piensa, ¿qué es lo peor que puede pasar?, ¿qué ganas enfadándote? Fluye, adáptate, aprende y verás como el control dejará de controlar tu vida. Y si te enfadas, no pasa nada, la próxima vez… te enfadarás menos hasta que llegue el día en el que fluirás.

4) Que hay horas para todo si priorizo y me comprometo

Todos tenemos las mismas 24 horas, solo que a unos les rinde más el día que a otros. Y me dirás… si es que no parooo. ¿Cómo voy a hacer ejercicio si no tengo tiempo? ¿Cómo voy a ir a los talleres del niño? ¿cómo, cómo?

Pues en primer lugar, asumiendo los 3 puntos anteriores: nunca vas a ser la perfecta de nada, así que deja de exigirte y de controlar todo lo que te rodea. Ya que has asumido eso te digo lo siguiente: prioriza y comprométete con lo que verdaderamente quieres hacer.

¿Para qué TIENES que estar en TODOS los talleres de tus hijos? ¿Hace falta de verdad? ¿Qué pasaría si solo fueras a uno en todo el curso?

¿Puedes DELEGAR algunas de tus responsabilidades? ¿Puedes PEDIR AYUDA a alguien?

¿Qué pasa si APRENDES a decir que no? ¿Cómo sería tu vida? Te voy a decir algo, cada vez que dices si, cuando quieres decir no atentas contra tu dignidad. Además, es posible que incluso pongas en riesgo justo lo que quieres proteger. Me explico, cuando dices que si a algo que tal vez debería ser no, abres la posibilidad de incumplir, de fallarle a alguien e incluso de generar resentimientos.

Si tú tienes claro lo que verdaderamente te importa en la vida y eres honesta con respecto a ello, priorizarás y te comprometerás.

¿De qué va el compromiso? de la coherencia entre lo que digo querer y lo que realmente hago.

5) Hay que abandonar la postura de “víctima de las circunstancias” y ser responsable

Aunque te parezca increíble, esto de «no llego a nada» lo único que hace es convertirte en la víctima de los acontecimientos en lo que supuestamente tú no tienes nada que ver. ¿Qué quieres ser? La que sabe a dónde va y para qué lo hace, o la que va atropellada por todo lo que ocurre a su alrededor.

La vida no «te pasa». El 10% son las cosas que pasan en la vida y están fuera de tu control, el 90% es la actitud tomas ante ese 10%.

Coge el timón de tu vida, fluye con dirección. Aprende a ser responsable de lo que te pasa, es tu vida, de nadie más. Si no lo haces tú, las circunstancias o alguien más lo hará por ti.

¿Se te ocurre algo más?, ¿Qué opinas?. Por favor, comenta abajo lo que tú quieras, si tienes dudas estaré encantada de responderte.

Si te gustó y crees que hay alguien a quién le pueda ir bien, COMPARTE en tus redes.

Otra cosaaa importante. ¿Te gusta y te sirve lo que escribo?

Te cuento que estoy desarrollando un audiotraining EXCLUSIVO para suscriptores. Así que suscríbete si quieres empezar a recibir mi newsletter semanal donde cuento cosas que no cuento por aquí y ser de las primeras que reciban el audiotraining cuando esté listo.

¡Muchas gracias!
Un abrazote!

Roxana

Sin comentarios

Hola

Soy Roxana Marroquin: mujer, madre, emprendedora y coach

Me dedico a acompañar a través del coaching a mujeres profesionales y ambiciosas pero abrumadas con su vida actual, para que definan el rumbo que quieren tomar en todos los ámbitos de su vida.

Categorías

Qué puedo hacer por ti?

Si quieres informarte acerca de mis procesos de coaching,
contacta conmigo!

O si prefieres, escríbeme directamente a contacto@roxana-marroquin.com
Te responderé antes de 48 horas.

Te informo que los datos de carácter personal que me proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Roxana Marroquin como responsable de esta web. Finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales: gestionar la respuesta a tu solicitud voluntaria y darte de alta en los ficheros para remitir boletines periódicos con información y oferta prospectiva de productos o servicios propios. Legitimación: Consentimiento del interesado. Destinatarios: Los boletines electrónicos, las campañas o newsletter están gestionados por mail chimp. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en info@roxana-marroquin.com así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control. Puedes consultar la información adicional y detallada sobre Protección de Datos en mi página web: www.roxana-marroquin.com así como consultar la política de privacidad.

Instagram